lunes, 1 de agosto de 2011

Cruzando barreras.

      La luz tenue no estaba lo suficientemente cerca para alumbrar mis ojos, es que era eso lo que pretendía. Me apoyé sobre el colchón pero todavía no era momento de que llegaras hasta mí. Mientras, llegaban flotando las nuevas melodías que Grace susurraba entre seis cuerdas de nylon.
      Recuerdos fugaces -a los que pedí deseos, como a las estrellas- comenzaron a entremezclarse y ahí fue cuando no fue y no se sabe más nada, apenas esos nueve minutos que alcancé a soñar lo que no soñé, porque la voz de Grace ya no era la de ella, sino la tuya -y eso que nunca te escuché cantar-, y también esa voz tomaba forma en tus labios y los sentía muy cerca de mi oído, con tan sólo girar la cabeza los hubiese besado pero una vuelta inesperada -tan rápida como abrir los ojos- me hizo volver a entender que nunca cantaste, que nunca tus labios estuvieron tan cerca y que nunca lo habías querido así. De lo contrario, como en los sueños, te hubieras aparecido sin preguntar entre alguna melodía romántica, ignorando a tu conciencia, cruzando cualquier barrera para esta vez no sólo llegar a mi mente, sino al corazón.

1 comentario:

M I C A dijo...

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
me encantó